Lo que iba a ser una simple acción habitual, me ha traido de cabeza durante un tiempo. Soy de naturaleza curiosa y morbosa, a si que lo que os voy a contar me hizo adentrarme en un mundo que desconocía para recrear en primera persona la situación vivida en aquellos servicios del Centro Comercial.
La tarde era fria, mediados de noviembre de un domingo lluvioso. Había quedado con una amiga para tomar algo y el sitio elegido fue un Centro Comercial de la zona sur de Madrid.
Mi amiga, que se tuvo problemas para llegar por el atasco que habia en los alrededores, me llamó para decirme que se retrasaría unos minutos. Como llegué antes, mientras venía comencé a dar un paseo por dentro del Centro Comercial. Los pasillos estaban llenos de gente, ávidos de pasar la tarde en un sitio donde estar protegidos del mal tiempo que hacia fuera, mas que de comprar.
Necesitado de ir al servicio, para ir a la cita con los deberes hechos decidí buscar los baños para ir a hacer un pis rápido, por lo que dirigí mis pasos por los abarrotados pasillos hasta los baños que se encontraban en el extremo opuesto donde habíamos quedado.
Suelo utilizar las bateres de pared, son mas rápidos y suelen estar menos sucios. En el urinario del fondo, estaba un chaval joven, rubio, con perilla, bien vestido y de aspecto aseado, elegí el mas opuesto a el situándome en el primero según se entraba al cuarto. Aquellos urinarios eran del tipo suspendido sin ninguna separación lateral, por lo que si giras ligeramente la cabeza, estas viendo el pene de tu compañero de al lado.
En un primer momento nada me hizo sospechar que mi vecino de faena, pudiera estar haciendo algo diferente a orinar, pero sus movimientos con la mano derecha, sacudiéndosela ligeramente repetidas veces, me hizo pensar que aquellos no eran los movimientos que solemos hacer los hombres para echar las últimas gotitas que quedan en la punta del pene al terminar de mear. Mientras tanto, empecé a orinar intentando fijar la mirada en frente mía, pero la curiosidad me hacia girar la cabeza a la derecha para ver que era lo que estaba haciendo, lo hice un par de veces, y en una de ellas el chaval se apartó y sutilmente me enseñó su miembro. Fue un segundo, suficiente para percatarme de su aparato. Estaba medio empalmado se lo sacudía, era bastante mas grande que el mío, de piel clara, y con un poco de curva hacia abajo.
Yo no estaba empalmado, es mas, me entró el miedo escénico y ni siquiera llegue a sentir ninguna sensación de hacerlo, simplemente quería vérsela y el chaval parece que me leyó el pensamiento y fue lo que hizo.
Terminé de mear y me quede unos instantes parado, sacudiéndomela como hacía el, llegando a ponerse mi polla morcillona, y en ese momento me surgio la necesidad de tener que enseñarsela. Es algo que creo que surje cuando estas excitado y te sientes agusto en ese momento. Su pene era una especie de banana, larga fina y completamente cubierta por el prepucio que impedía que le viera el glande, me gire, y le mostré el mio, eché toda la piel hacia atrás para descubrir el capullo y con aquello de fuera procedí a guardármela abrocharme el pantalón frente a él.
El chaval seguía sacudiéndosela, no hacia nada mas que eso, me giré y me fui, y allí se quedó. No le pude mirar a los ojos.
Mientras estaba con mi amiga, me acordaba de la situación tan morbosa que había vivido en aquel servicio y lo estuvimos comentando.
Por la noche me acordaba de aquello, y me excitaba recordar la situación tan morbosa que habia vivido, y he de reconocer que en la tranquilidad de mi cama, me excité tanto que me tuve que masturbar en varias ocasiones pensando en la polla de aquel chaval.
Al día siguiente busqué por internet sitios donde se practicaban este tipo de cosas, cruising, y vi uno que me venía bien pasarme por la trade: Fui con ganas de revivir esa situación que durante toda la noche y todo el dia no dejaba de taladrarme la cabeza y que tan excitado me ponía.
Aparque mi coche y desde el parking subi las escaleras hasta la zona comercial, de frente vi los aseos y directamente fui a ellos. El aseo era bastante estrecho, me dio sensación de claustrofobia, seguramente producida por la tensión de la situación que tenía encima. Nada mas entrar me encontré al frente los lavabos, detrás los urinarios de pared, tres, ligeramente sobreelevados por un escalón y al fondo las cabinas donde estaban las tazas del váter.
En esta ocasión el urinario que elegí fue el central, así podría tantear cualquiera de los dos que tenía a los lados si es que se ponía alguien. Me la saqué y estuve mas o menos el tiempo que se tarda en orinar, un minuto. Pasó por detrás de mi un señor que salio de las cabinas oí que abrio el grifo del agua, y despues giré la cabeza y vi que se estaba lavando las manos, una vez que intuí que había pasado el tiempo aproximado de hacer la necesidad decidí acabar allí. el hombre que pasó antes seguia por el servicio, por lo que con discrección decidí mostrarsela, me eché hacia atrás con la idea de que esta persona que estaba a mi izquierda, me la viera. No estaba empalmado, y en ese estado mi polla es mas bien pequeña. A si lo hice, me recompuse la ropa y me fui.Yo creo que no llegó a fijarse y aquel hombre era un usuario de los baños sin intención.
He reconocer que no me sentía cómodo, pero pese a todo, seguí en mi camino de descubrir los tres vateres que me quedaban por conocer de ese Centro Comercial.
El segundo que visité estaba en la segunda planta, escondido, muy pequeño y solitario,con dos cabinas y dos urinarios de pared, este si que era claustrofobico y con posibilidades de poder hacer cosas. Elegí el urinario de mas al fondo, no había nadie me la saque y esperé el mismo tiempo que antes, no se si quería que apareciera alguien o no, sentía ese miedo y emoción que solo es posible describir si alguna vez has hecho algo parecido. Como no venia nadie, y decidí sacar el movil y hacer una foto a mi polla. Cuando acabé, me la guarde y me fui en busca del siguiente aseo.
El tercer cuarto de baño estaba en una zona muy concurrida de gente, podría decirse que era la zona principal del centro comercial, se situaba en la planta alta. Antes de entrar me pare en la puerta sobre una barandilla a otear el panorama, disimuladamente miraba mientras hacía con que miraba el móvil. Alrededor de la puerta había gente entraban salían, señores, señoras, todo aparentemente normal, decidí entrar y busqué los urinarios de pared, había 5 o 6 y me situé en uno de los centrales. Inmediatamente observé que a mi derecha separado por un urinario se situó un tío con una gorra. Observé que se la estaba tocando, y yo empecé a tocármela, detrás de mi había alguien a quien no puse ninguna atención. El tío de mi derecha se la meneaba, le miré varias veces descaradamente pero en ningún momento se separó del urinario, hacia algo de ruido con la boca pero muy bajito estuve un rato, bastante mas que en los dos primeros, no me empalmaba, sentía una sensación de morbo pero extrañamente no lograba sentirme cómodo para que mi polla se estirara, creo que era porque me sentía intimidado y observado, cuando decidí dar por terminada la falsa micción, procedí a hacerlo de la misma manera que las otras veces, me separé y con disimulo me la guardé con intención de que me la viera.
Se dio cuenta y debió de vérmela porque vi que empezó a metersela dentro del calzoncillo y con una prisa calmada salió de los baños. En los lavabos vi que un chaval joven de aspecto marroquí me estaba mirando, yo le aparte la mirada, pasé a su lado y segui mi camino, estaba claro que él tambien estaba allí buscando lo mismo que el tio que se puso a mi derecha.
Salí de allí y me fui a descubrir el último retrete, me fije que el hombre de la gorra me estaba siguiendo, pero realmente era yo el que le seguia a el. Bajamos juntos la escalera, el unos metros delante de mi enfiló el cuarto de baño que quedaba por visitar.
Los urinarios eran de pared, con una separación lateral y se puso en la misma fila dejando uno de separación. Yo que ya me la había sacado, empece a menearmela y a mirarle con el rabillo del ojo. El muy discretamente hacia lo mismo, ninguno meábamos.
volví al mismo sitio, no estaba por allí y me puse en el urinario donde estuvo el, me saque la polla y decidí esperar un rato hasta que llegara alguien. Minutos después llegó un tío de mediana edad se la sacó y empezó a mear, le miré, el se dio cuenta que le estaba observando y cuando terminó se giró hacia mi, el miedo me entró en el cuerpo, si hubiera podido salir corriendo lo hubiera hecho, no quería nada mas que exhibirme y un momento de morbo, pero el estaba en la entrada del servicio y sentía que estaba a espensas de lo que el quisiera hacer. Su polla se endureció y con el capullo descubierto empezó a sacudírsela intentando que las gotas llegaran hasta a mi. Alguna me llegó, mi polla estaba a reventar cuando se la enseñé, se subió los pantalones y se fue. Y allí me quedé yo como el chaval que me encontré el día anterior.
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